DUALCILLO: AVENTURA

Aventura.

(Del lat. adventūra, t. f. del part. fut. act. de advenīre, llegar, suceder). ¿No te acuerdas de aquellos libros de tapa roja que eran una aventura en sí mismos puesto que estaban encuadernados de la manera más terrible que pueda recordar? ¿Esos pequeños tesoros que más de uno guardamos en estanterías, llenos de polvo y amarilleando? 

Empieza conmigo, en plena adultez, esta ocurrencia que, según los límites establecidos por la sociedad que nos rodea, tiene todos los papeles para ser tildada de locura, trastada o niñería. 
¿Hay mejor momento para ponerse en marcha en esta empresa que al inicio de un año que promete estar cargado de altibajos, sorpresas y emociones? Probablemente sí, puesto que no deja de ser una manera de tenernos organizados para ser más productivos, pero tampoco desmontemos pilares de la sociedad aquí y ahora, que no es el tema a tratar. 

La irrupción de la ilusión por llevar educación a esos sitios donde tratan de desarrollarse a pesar de todas las trabas puestas en las ruedas por parte de los poderosos que se han erigido dueños y señores de toda tierra y pueblo desde tiempos inmemoriales mediante Runnife. La emoción de la incertidumbre del camino que lleva hacia Nicaragua en septiembre. La intranquilidad de saber si este maltrecho cuerpo resistirá todo el ritmo que el mundo merece tener y que me hace sonreír de manera constante. Saber que la gente que quiero va a estar un poco más lejos, para variar, pero más cerca en el corazón. 

Todo un cúmulo de ingredientes geniales que están preparados para ser removidos, mezclando unos con otros y amalgamando lo que serán los recuerdos que compartiré con cada uno de vosotros cuando nuestros caminos se vayan cruzando, tanto por estas líneas que os hago llegar, como en la terraza de una cafetería del lugar menos pintado que nadie pueda imaginar. Con la certeza de no saber nada de nada y que eso mismo, lo hace maravilloso, puesto que, a mí, personalmente, todos esos axiomas impuestos para todos y cada uno de nosotros, trataron de ahogarme pero salí del lazo que me tendieron al cuello y ahora ando libre, corriendo cual hobbit por La Comarca en pos de tratar de ser digno de aparecer en vuestras crónicas.


Soy esa huella que espera ser pisoteada por el que venga detrás.

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