Ese clima y esa
forma de vivir realmente me conquistaron y no viví mucho tiempo allí, pero fue
el suficiente para enamorarme de la capital de Euskadi.
Vitoria es uno
de esos lugares que lo tienen todo, todo pasado por agua eso sí, porque ese
clima del norte si de algo puede presumir es de tener lluvias durante todo el
año. Gracias en parte a estas lluvias fue nombrada green capital y es que se trata de la capital con más zonas verdes
por habitante. Y a esto contribuye principalmente el Anillo Verde, un proyecto
de recuperación del valor ecológico de la periferia de la ciudad que ha
permitido crear todo un recorrido natural que bordea Vitoria. Este anillo une
los 6 grandes parques de Vitoria mediante un corredor de manera que ciclistas y
peatones pueden pasear por las zonas acondicionadas, no obstante quedan algunos
puntos por unir y recuperar.
Destacaremos los
humedales de Salburua. Esta zona fue desecada para usar los terrenos que ocupa
como campos de cultivo, pero dentro del proyecto han revertido el proceso
llegando a ser uno de los humedales más reconocidos por su valor en la zona. En el parque se
encuentra un Centro de Interpretación y dos observatorios de aves.
En resumen un
pulmón que nos permite realizar actividades deportivas o recreativas según nos
plazca. Existe un servicio de alquiler de bicicletas en la oficina de turismo,
así que es una buena forma de recorrer la capital.
Pero bueno,
entremos en el casco histórico de Vitoria, se trata de un trazado medieval que
fue declarado Conjunto Monumental en el año 1997. Han rehabilitado muchos
edificios y espacios que contribuyen a tener una visión real de su historia.
Paseando por sus calles podemos encontrar la catedral de Santa Maria, diversas iglesias de estilo
gótico, así como palacios del siglo XVI. Destacaremos que Vitoria ha sabido
combinar su carácter medieval con las épocas actuales, encontrando diversidad
de edificios que contrastan con la arquitectura tradicional. Un ejemplo de ello
podría ser el BIBAT, la sede del Museo Arqueológico y el Museo Fournier de
Naipes. Existen varios museos por la ciudad desde arte Sacro a Contemporáneo
pasando por un museo de las Armas o uno de Faroles.
La Plaza de la
Virgen Blanca donde se encuentra el monumento a la Batalla de Vitoria podríamos
definirla como el centro de las fiestas patronales de la Virgen Blanca. En
cualquier celebración podremos disfrutar de la muestra de tradiciones y
deportes populares, así que ¿por qué no aprovechar las fiestas para comprobar
todo lo que digo? Reservad la primera semanita de agosto y me contáis.
Y si todavía no
os he convencido, contaros que la gastronomía es espectacular. No visitar un
asador o una sidrería sería un pecado, así como tomar unos pintxos y unos
potes. ¿Ahora sí que os he convencido?
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