Cadena Perpetua
Título original: The Shawshank Redemption
Año: 1994
Duración: 142 minutos.
Dirección / Guión: Frank Darabont
Género: Drama.
Fotografía: Roger Deakins
Productora: Columbia Pictures / Castle Rock Entertainment
Reparto: Tim Robbins, Morgan Freeman, Bob Guanton, James Whitman
"Y
así fue como pasó, en el segundo día de trabajo, el grupo de convictos
que reparaba el techo de la fábrica en la primavera del 49 terminó
sentado a las diez de la mañana tomando una cerveza fría, cortesía del
tipo más duro que jamás estuvo en la prisión de Shawshank... El cabrón
incluso logró sonar grandioso. Nos sentamos y bebimos con el sol a
nuestras espaldas, sintiéndonos como hombres libres. Maldita sea,
podríamos estar reparando el techo de una de nuestras casas. Éramos los
reyes de la creación. Ahora Andy, él pasó ese descanso sentado en la
sombra, una extraña pequeña sonrisa en su rostro mientras nos veía tomar
cerveza... Alguno podrá decir que lo hizo para ganarse el favor de los
guardias, o tal vez para hacer unos cuantos amigos entre los convictos.
¿Mi opinión? Creo que lo hizo para sentirse normal de nuevo, tan solo
por un momento."
Siempre
he pensado que Cadena Perpetua no es quizás la obra que mejor trate
temas tan complejos y controvertidos como el riesgo de la libertad o la
sensación de soledad y desesperación, incluso cuando ya no queda nada
más que tu propia palabra contra el resto. Pero lo que sí es cierto, es
que es la película que de forma más humana trata estos valores, que
ahonda en ellos y durante más de dos horas, tú eres un preso. Con tus
delitos, defectos e imperfecciones, ansiando el exterior como todos los
demás y embelesándote cada vez que Morgan Freeman se atreve a instalar
un monólogo en la mente de todos.
Y
por eso, y un sinfín de razones más, que os invito a averiguar, Cadena
Perpetua es lo que es en la historia cinematográfica mundial.
"The
Shawshank Redemption" es la historia de Andrew Dufresne, un banquero de
mediana edad que es acusado de un homicidio que nunca cometió: La
muerte de su esposa. Tras un juicio rápido, es trasladado con condena
perpetua a la prisión de Shawshank, donde deberá pasar el resto de sus
vida. Ya dentro de la prisión, al principio trata de pasar
desapercibido, pero dada su personalidad y su brillantez, comienza a
tener amigos entre los presos, los cuales se ayudan entre ellos para
meramente sobrevivir. A medida que pasa el tiempo, Dufresne no sólo
trata de mejorar la prisión, sino de reclamar una libertad que una vez
le fue arrebatada.
La
Academia, la crítica y la taquilla aclamaron la película como una de
las grandes, a pesar de irse casi de vacío de la Ceremonia de los Óscar.
Veinte años después, continúa como un mito eterno, una oda a la
libertad de la mano del director Frank Darabont y de cómo consiguió
humanizar un complejo sistema como es la vida carcelaria. Algunos siguen
reclamando a los cuatro vientos la grandeza del personaje de Morgan
Freeman, y de como La Academia le arrebató un premio a uno de los
personajes más emblemáticos y cercanos de todos los tiempos.
Quizás
no es tanto el qué (el argumento, la trama, las posibilidades que trata
la película a lo largo de la dimensión de los personajes), sino el
cómo. La capacidad de empatizar con unos personajes tan diferentes a uno
mismo, pero con los que compartes la base más primitiva del ser humano:
El deseo de ser libre y avanzar.
Aunque ya se dice, que la libertad no es nada, sino tienes con quién compartirla, y de eso Brooks sabe bastante.
No
recuerdo la primera vez que vi esta película, ni siquiera recuerdo
verla entera completa las primeras veces. Era como una serie de
fascículos geniales, pero que de algún modo, la vida interrumpía, para
retomar cualquier otro día. No sé cuando, ni por qué, pero sé que crecí
con ella. Con un sermón en off, sembrado en mi cabeza, que sonaba a voz
de dios. Y quise a todos esos personajes como si fueran amigos míos y yo
también tuviera la necesidad de salvarnos todos juntos.
De
aquella sensación, ha llovido mucho, pero Cadena Perpetua siempre será
eterna, valga la redundancia, y para los que no habéis llegado a los
anchos y vacíos pasillos de su prisión, yo mientras tanto os esperaré
sentada en Zihuatanejo, para cuando estéis preparados para ser libres.
Alba.
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