CONCIERTO SILENCIOSO DE IZAL
¡Hola hola hola!
¡Hola hola hola!
¿Cómo va eso? Ya hacía tiempo que no venía por aquí, a decir verdad ya lo echaba de
menos. Estoy haciendo un esfuerzo astronómico (si es que esa palabra existe y si no,
pues me la acabo de inventar y quiero que signifique algo muy muy grande, en
plan...tengo un hambre astronómico...y así....ya es hora de que vaya cerrando el
paréntesis y tal).
Tengo una amigdalitis de caballo y he pasado el fin de semana en cama tomando limón y
miel (ni tan mal), pero esta semana tenía que contaros el maravilloso concierto que he
vivido el pasado jueves 18 de junio. Puedo situarlo tranquilamente en mi TOP 5 de
conciertos. Sí. Sin duda.
¿Conocéis al grupo IZAL? Si no lo conocéis podéis parar de leer y empezar a
replantearos ciertos aspectos de vuestra vida. De nada.
Que nooooo. No soy nazi musical. Me encanta tanto descubrir música nueva como
recomendarla, así que si no los conocéis... ¡corred a Spotify! (Que por cierto ha cambiado
su logo y no me acabo de acostumbrar).
Resulta que el pasado domingo fue en Madrid el “día de la música”, y durante toda la
semana han estado haciendo actividades musicales gratuitas por la ciudad. La verdad yo
no me había enterado mucho del tema, hasta que IZAL publicó en su facebook que daría
un concierto en la plaza de la luna, en Callao. Pero no era un concierto normal. No. A
parte de porque era GRATIS (Sí, gratis, flipa), era un llamado “concierto silencioso”. ¿Qué
qué es un concierto silencioso? ¿Qué por qué le llaman silencioso a algo que debería
estar emitiendo música y ruído todo el tiempo? Todo tiene una explicación.
Axe Spain fue el encargado de la organización de este maravilloso evento y realmente fue
genial de principio a fin. La metodología era la siguiente: El grupo se encierra en una caja
enorme de metacrilato dónde tocarán todos los temas del concierto. ¿Qué pasa cuando te
metes en una caja de esas? Que los de fuera no oyen absolutamente nada. Es como un
mundo paralelo. Narnia. Tú sólo puedes verlos. Ellos por mucho que griten...nunca los vas
a escuchar. Y aquí viene la genialidad. Axe repartía 1000 cascos inalámbricos a las
primeras mil personas que llegasen a la plaza de la luna en torno a las 6 y media de la
tarde. Como idea me parece brutal. Es una manera diferente de vivir un concierto, y si
encima es de un grupo que te encanta, imagínate... Además, los majos de Axe
repartieron camisetas y desodorantes. Igual era una indirecta. Sea como sea, ¡gracias
Axe!
La experiencia fue rara. Jodidamente rara. No os voy a mentir. Los de Izal llegaron y se
metieron en esa enorme caja. Si no tenías los cascos tú no tenías ni pajolera idea de lo
que decían ahí dentro. Pero una vez te los pongas... empieza la magia.
¿No os pasa que muchas veces vais a un concierto de alguien que os encanta pero el de
delante, el de atrás, o el del lado, o el que está volando encima tuyo, no para de gritar y
gritar las canciones? Y joder, cantarlas y darlo todo está bien, pero no me grites al puto
oído, que he venido a oírle a ÉL. Pues con esto eso no te iba a pasar. Tú te ponías tus
cascos y no oías más que lo que ellos hacían. Era como escuchar a tu grupo favorito en
tu cuarto con la música a todo volumen pero ¡viéndolos en directo! Fue maravilloso. Eso
sí, las risas que te echabas si te quitabas los cascos no eran pocas. Como dijo una amiga
mía en su Twitter: “Si os acercáis a la plaza de la luna ahora mismo veréis a mil personas
sin oído musical”. La verdad era realmente gracioso desde fuera ver a un montón de
personas aglomeradas cantando lo mismo, sin oír más que eso. Era mucha la gente la
que de vez en cuando se quitaba sus cascos para reírse un poco. Y lo nos reíamos todos
de todos, y no pasaba nada. Hubo muy buen rollo entre todos durante todo el concierto y
ese fue otro aspecto que me encantó. La verdad me sentí bastante privilegiada por vivir
aquello, y realmente es un día para el recuerdo. Izal, a parte de tener un directo brutal,
hace que el público se sienta como en casa, y esa comodidad es muy importante para
vivirlo al 100%.
No sé si se hará algo más de este tipo pero espero que así sea. Volveré a unirme, y volverán a reírse de mi desafinación, pero... que me quiten lo cantao ;)
Y este viernes, no digo nada y lo digo todo, pero voy a la Joy Eslava a ver a Andrés
Suárez, dueño y maestro de la banda sonora de mi vida, así que esta semana sea como
sea... acabará bien.
Larga vida a la música, coño, que sin ella, os aseguro que nada tendría sentido.
Nos leemos pronto, bonitos.
¡Apertas!
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